Monstruos y sus mundos: la mirada de Guillermo del Toro

Fantasía, horror, laberintos, ambientes sombríos y extrañamente atrayentes, cine, e historias misteriosas en general;  son algunas ideas que llegan a nuestras mentes cada que Guillermo del Toro se nos aparece en las noticias, al ver una de sus películas, o en charlas con amigos, ya que si algo tiene este hombre, es tela de donde cortar.

Guillermo recuerda constantemente cómo fue que, teniendo más o menos tres años y estando aún en la cuna, una noche hizo un pacto con los monstruos que lo visitaban en su recámara; les dijo: Si me dejan ir al baño, seré su amigo toda la vida, y hasta ahora lo ha cumplido.

Esta es sólo una de las múltiples anécdotas que el propio del Toro ha compartido con aquellos dispuestos a escucharlo, ya que está acostumbrado a desperdigar cientos de historias frente a grandes audiencias, o bien, en la intimidad de un café con un solo interlocutor, y es justo esa gran capacidad de platicar y de compartir vivencias casi de forma automática, como  si al hablar con él se estuviera hablando con un amigo de toda la vida, la que hace de Guillermo un artista capaz de comunicarse con una inmensa variedad de personas, tanto en el día a día, como a través de sus películas.

Y sí, sus películas son una referencia obligada para quienes piensan que no hay límites para la imaginación, para quienes sufren de una terrible ansiedad cuando no están creando algo, o bien, para quienes no se cansan de imaginar lo inimaginable.

Guillermo del Toro gusta de saltar en el tiempo, de extraviarse y encontrarse en realidades alternas, y de invitar a conocidos y desconocidos a los mundos que concibe en su mente y que plasma a través de libros o imágenes, porque es importante mencionar, del Toro no sólo dirige el cómo una historia toma forma en la pantalla, sino que escribe muchas de ellas, o se involucra en su proceso narrativo.

Del Toro es oriundo de Guadalajara, Jalisco, y nació un 9 de octubre de 1964 en el seno de una familia católica y estricta, en la que su hermano lo instaba a ver series escalofriantes como Un paso al más allá (a escondidas de los adultos, naturalmente), para después espantarlo, como hacen los hermanos mayores; y sus padres lo llenaban de cine, la primera película que vio fue Wuthering Heights, y ya tenía cuatro añotes.

Así pasó su infancia y juventud, en una constante paradoja que lo hacía danzar entre el miedo irremediable y la atracción hacia lo desconocido, hacia lo “tenebroso”, por lo que es curioso que aunque los universos de Guillermo combinen tantos personajes fantásticos y ambientes lúgubres, él se auto designe como un gran “incrédulo”, ya que está seguro de que los monstruos y sus mundos, están totalmente en la imaginación.

La imaginación es fundamental, él mismo ha dicho que si se hubiera mantenido realista, nunca hubiera realizado sus más memorables proyectos y por ello es que cada que puede, insta a las generaciones más jóvenes a confiar en sí mismos, a trabajar duro y a perseguir sus sueños, ya que si no ponemos manos a la obra por miedo, el peligro no será la falta de recursos para realizar una película, o impulsar cualquier proyecto, sino el tiempo perdido.

Ahora bien, muy querido lector, quizá se esté preguntando por qué no hemos hablado más de su filmografía, de los premios que ha ganado, o de sus múltiples colaboraciones con leyendas de Hollywood, y la respuesta es que esos son datos que podemos encontrar fácilmente en cientos de artículos y entrevistas sobre su trayectoria, sin embargo, lo que queremos aquí es hablar de una persona creativa que ha tenido éxito y que ha ganado respeto en una de las industrias más complicadas del mundo, y queremos hacerlo desde una perspectiva más cercana.

Guillermo ha pasado por situaciones difíciles, como muchos. Hace unos años ya, secuestraron a su padre y ese tortuoso proceso hizo que su familia y él emigraran a Estados Unidos, país en el que ha cosechado éxitos y aprendizajes, sin embargo no ha dejado su relación con México, a pesar de estar en un exilio involuntario.

Del Toro es cofundador del Festival Internacional de Cine de Guadalajara,  y ha participado como juez, conferencista, e invitado en un sinfín de actividades en México relacionadas con la creatividad en general, ya que como mencionamos al inicio, es un artista que en sus inicios pasó alrededor de diez años como caracterizador antes de dar el salto al cine, se ha desempeñado como guionista, productor, novelista, y ha fundado sus propias organizaciones, como la compañía Necropia o la productora The Tequila Gang.

Su carrera ha sido multifacética y en más de una ocasión ha coincidido con otros talentos mexicanos como Alfonso Cuarón o Alejandro González Iñárritu, con quienes estuvo nominado a los premios Oscar 2006 por El Laberinto del Fauno (6 nominaciones incluyendo película de habla no inglesa), Children of Men (guión y edición) y Babel (producción y dirección), respectivamente.

Los éxitos de Guillermo del Toro han hecho de su nombre una institución, sin embargo es crucial tener en cuenta que a lo largo de su carrera ha mantenido una esencia que le ha permitido consolidar un estilo propio que ha dignificado el nombre de México y de los creadores latinoamericanos en general.

Pero a ver, pausa. Decir que “ha dignificado México” no quiere decir que todo el apoyo ha venido de nuestro país, ya que al fin y al cabo sus proyectos más emblemáticos se produjeron en el extranjero (con sus excepciones claro), a lo que nos referimos es a una parte de lo que él mismo ha expresado acerca de proyectos como El Libro de La Vida (del cual fue productor), en ocasiones el peor miedo de un creador es a sí mismo, a aceptarse como es, y a demostrar que a pesar de las dificultades es posible mostrarle al mundo que en México y Latinoamérica hay mentes capaces de crear lo inconcebible y de proponer historias originales que deriven en proyectos memorables.

Por ello es que su trabajo se ha vuelto un ejemplo para miles de personas que ven en su trayectoria un ejemplo de originalidad, perseverancia y de aceptación identitaria.

Guillermo del Toro es un contador de historias que se ha valido de un sinfín de herramientas para compartirnos emociones e imágenes lo más cercanas posibles a lo que él mismo ha imaginado y sentido; lo mismo ha dirigido criaturas misteriosas similares a las que lo visitaban cuando era niño, que a villanos fascistas de regímenes como el nazi o el franquista.

Del Toro es también de los que defienden que la sociedad cambia y con ella sus formas de expresión y de hacer arte, como los videojuegos. Le han gustado desde hace mucho tiempo, pero considera que tiene una especie de mala suerte con ellos debido a que por azares del destino, sus colaboraciones con Hideo Kojima por ejemplo, no se han concretado, pero no hay que perder la esperanza, es probable que retome algún proyecto con Kojima dentro de no mucho.

Así que la mente de Guillermo sigue explorando universos y hasta ahora, ha sido un gusto conocer sus hallazgos. Él es un caso peculiar del que vale la pena hablar porque conjunta muchos formatos y géneros con los que no solemos trabajar en México, pero que no se haya hecho no implica que sea imposible.

Estas historias no sólo inspiran, nos alientan a generar propuestas que traspasen límites impuestos por un ya debilitado status quo, y aunque la industria en México avance paulatinamente, es importante creer en ella, valorar nuestro talento y nuestra cultura para formar una base sólida de la que nos sintamos orgullosos y que nos impulse a todos.

 

Por: Michelle Castro

***Imágenes de WEB.